¿Y si el éxito no se midiera en dinero?

IMPACTLATAM
3 min readNov 25, 2022

Nota realizada por Sebastián Gaviglio, Founder y CEO de Tiendoo.

Como personas somos seres dinámicos, ambiciosos, inteligentes, cariñosos pero también destructivos y descuidados. Dentro de ese contexto, cuando nos proponemos algo, tendemos a hacerlo realidad. Y, gracias a éstas condiciones, estamos empezando a ver un importante aumento de las empresas con conciencia ecológica (como las Empresas B por ejemplo).

La sustentabilidad es la clave de nuestra supervivencia. ¿Por qué seguimos pensando en el dinero como el único indicador de negocio exitoso? Como habitantes de este planeta tenemos que exigir cambiar los procesos y sistemas de las empresas, de las que somos parte, para que utilicen las mejoras medioambientales y sociales como indicadores esenciales de éxito y crecimiento.

La economía circular contempla este escenario y plantea algunos desafíos: ¿Qué podemos aprender del mundo natural? ¿Cómo podemos eliminar los residuos? ¿Cómo podemos preservar el valor intrínseco de los materiales?

La economía que conocemos como “la economía” actualmente es lineal y extractiva. La economía circular pretende ser regenerativa y libre de residuos.

La economía circular empieza por reexaminar lo que significa el crecimiento. En lugar de centrarnos de forma sesgada en las métricas de las personas, podemos ampliar y potenciar la visión para empezar utilizar los beneficios sociales y medioambientales como indicadores clave.

Así, extraer y consumir recursos no renovables no simbolizaría crecimiento. Lo mismo ocurre con el aprovechamiento de las poblaciones vulnerables.

No podemos seguir diciendo que la economía esté creciendo si se contaminan los ríos o se destruyen los bosques, humedales y suelos. Al ampliar la visión de una economía más allá del dinero y las ganancias humanas, se pueden evaluar e identificar los verdaderos impactos.

El concepto de la economía circular tiene su origen en antiguas ideas en torno a los ciclos y la retroalimentación, que a su vez proceden de una observación de la naturaleza. La naturaleza da y toma por igual, un ciclo que asegura su existencia eterna.

No hay un único origen para la idea de la economía circular, pero si podemos afirmar que todas las líneas de pensamiento persiguen los mismos resultados básicos: la eliminación de los residuos y la mejora de los sistemas naturales.

Las marcas de alimentos pueden abastecerse de ingredientes procedentes de granjas sostenibles y locales. Los zapateros pueden fabricar calzado duradero y reparable a partir de fuentes renovables y biodegradables. Las empresas de transporte, pueden compensar sus emisiones de carbono e invertir en soluciones logísticas renovables.

Las pequeñas empresas pueden avanzar hacia una economía circular auditando sus propios procesos de aprovisionamiento y de residuos y encontrando formas de doblar esa línea recta desde el origen hasta el residuo en algo más circular.

¿Es fácil? No, sin duda implica reveer y reestructurar un montón de paradigmas y costumbres que poseen los procesos productivos actuales.

Personalmente siento que si entendiéramos que realmente el dinero no da felicidad pero si un paseo por la montaña, un día de playa y las experiencias compartidas; y fuésemos conscientes de que en unos años (menos de los que pensamos) vamos a quedarnos sin esa montaña, sin esa playa o ese río los esfuerzos individuales generarían un cambio tan grande e impactante que podríamos revertir la situación y no solo vivir en un planeta sustentable sino en una sociedad más sana, responsable y con mejores ambiciones.

Sebastián Gaviglio

Founder & CEO Tiendoo

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